Conoce el Museo de la KGB, un viaje alucinante a la Guerra Fría
Asesinatos en plena luz del sol. Agentes despiadados creando sus artimañas a escondidas. Micrófonos plantados en cada capital occidental. Tres décadas han pasado desde la caída de la Unión Soviética, pero el fantasma de la KGB aún sigue estando muy presente en la mente de muchos.
Ahora un museo de Manhattan permite hacer un viaje al pasado, específicamente al mundo de los agentes de la Guerra Fría, con retratos de Lenin en sus paredes, música militar de fondo y una gran cantidad de dispositivos de espionaje de alta tecnología.
El KGB Spy Museum es una obra del historiador lituano Julius Urbaitis, de 55 años, que se ha pasado las últimas tres décadas recorriendo el mundo para recolectar 3.500 artefactos originales que se reúnen en una sala de exposiciones subterránea en Nueva York.
En el museo, localizado en la calle West 14th de Manhattan, se muestran diversos objetos de la época que muestran la tecnología de punta utilizada por los espías de la KGB para quitarle información a los acérrimos rivales de la Unión Soviética, principalmente Estados Unidos.
Hay decenas de cámaras elaboradas para ser ocultadas en botones, cinturones o accesorios. También se observan lápices labiales-pistolas, micrófonos en miniatura y zapatos con escondites secretos para documentos en sus tacos.
También se puede apreciar una réplica del «paraguas búlgaro» utilizado en 1978 en Londres para envenenar al disidente de ese país Georgi Markov en un episodio realmente infame de la Guerra Fría.
Y un tallado en madera del Gran Sello de Estados Unidos que fue conocido como «The Thing» (la cosa), que el embajador estadounidense Averell Harriman recibió como regalo en 1945.
El tallado poseía un pequeño micrófono escondido, que se alimentaba de energía electromagnética, una tecnología muy avanzada para la época, y que permitió a los soviéticos escuchar conversaciones hasta que fue descubierto siete años después.
