18/05/2024

Najdorf y Grau, Padres del Ajedrez en Argentina

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El ajedrez en Argentina es lo que es hoy día gracias a Miguel Najdorf y Roberto Grau, un par de Maestros que por trayectoria y derecho propio son considerados los padres de la disciplina en ese país. Ambos son señalados como los ajedrecistas más influyentes de todos los tiempos y artífices fundamentales del auge del deporte ciencia en el sur del continente.

Armando Nerio Guédez Rodríguez, Campeón Nacional de Ajedrez, nos habla de estas dos importantes figuras del deporte argentino en una nota publicada en su portal web, explicando que los éxitos tanto de Najdorf como de Grau se convirtieron en notables motivaciones para la actividad en su época.

Najdorf, por ejemplo, fue un apasionado jugador judío que en 1936 participó en sus primeras Olimpíadas de Ajedrez en Múnich. Lo hizo con la selección polaca y conquistó oro en su tablero. Luego, en 1939, el inicio de la Segunda Guerra Mundial lo sorprendió participando de otra Olimpíada de Ajedrez, esta vez en Buenos Aires, ciudad en la que decidió quedarse y establecer residencia…

Establecer residencia, adoptar la nacionalidad, perder contacto con su tierra de origen (esta fue más una obligación), comenzar desde cero, y establecerse de nuevo como un Gran Maestro del Ajedrez, esta vez ondeando con orgullo la bandera de Argentina y, lo dicho, convirtiéndose en una de las referencias de este juego en el país.

Roberto Grau, por su parte, fue un prodigio que desde los 15 años comenzó a hacer de las suyas. Fue Campeón Nacional de Argentina en seis oportunidades y representó a su país en múltiples Olimpíadas y torneos internacionales. Fue, además, fundador del Círculo de Ajedrez de Buenos Aires y cofundador de la mismísima FIDE (Federación Internacional de Ajedrez). Por si eso fuera poco, fue un destacado periodista que dirigió revistas como El Ajedrez Americano y Ajedrez Argentino.

Y sí, los destinos tanto de Najdorf como de Grau estaban irremediablemente alineados en pro del deporte en su país por tanto y cuando el primero llegó a Buenos Aires gracias a que el segundo fue el que consiguió la sede de las Olimpíadas de Ajedrez de 1939. Según Armando Guédez Rodríguez, se podría decir que allí comenzó todo.

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