El Grandioso cuento de hadas de Hollywood
Megan Markle es desde hoy la segunda actriz estadounidense que se convierte en miembro de la realeza después de Grace Kelly. La nueva duquesa de la Casa Real británica, tomó las riendas de su boda con Enrique de Inglaterra al entrar en solitario a la capilla de San Jorge y al omitir la palabra «obedeceré» en sus votos matrimoniales. La ex actriz lució un excelso modelo de la diseñadora británica Clare Waight Keller para la marca Givenchy.
los nuevos duques de Sussex se casaron en el Castillo de Windsor. En la que será recordada como una de las bodas mas mediáticas, repleta de celebridades y con un seguimiento internacional de miles de personas. Los novios, cuyas manos permanecieron enlazadas durante la mayor parte de la ceremonia celebrada en la capilla de San Jorge, pronunciaron sus votos matrimoniales ante el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia anglicana.
Cuando Enrique, dijo «I will» (Sí, quiero), el rugido ensordecedor del tumulto de personas congregadas a las afueras del castillo d llegó hasta la iglesia, provocando risas entre los asistentes. La reina permaneció impasible y los novios estuvieron sonrientes y tranquilos, al menos en apariencia. Al acabar la ceremonia, los recién casados se besaron en las escaleras de la iglesia, en el momento más celebrado de un día que unió al país en plena crisis existencial por el Brexit.
La ceremonia tuvo toques del mestizaje que encarna la pareja, como el encendido sermón sobre el amor del obispo estadounidense Michael Curry, que concluyó citando al líder negro de los derechos civiles Martin Luther King: «¡Tenemos que descubrir el amor, el poder redentor del amor! (…) ¡Hermano, hermana, os quiero!», aseguró el pastor, entre las risitas incrédulas de algunos miembros de la familia real, como la princesa Beatriz, prima del novio.
La ceremonia concluyó con el «God Save the Queen» (Dios salve a la reina), el himno británico que la novia estadounidense cantó, como hicieron las miles y miles de personas congregadas en las calles. Luego, la pareja recorrió las calles de Windsor en una carroza Ascot tirada por cuatro caballos grises, como manda la tradición en la familia real. Markle hizo un visible gesto de alivio cuando el carruaje llegaba a su destino, el castillo de Windsor, donde lejos de los ojos de los medios y de la gente se celebró un almuerzo ofrecido por la reina Isabel II.
Ante la ausencia del padre de Meghan Markle por problemas médicos, tal y como comunicó Buckingham el pasado jueves, la Casa Real británica decidió que fuera Carlos de Inglaterra, su suegro, quien acompañara a la ex actriz. Sin embargo, Markle sorprendió al preferir entrar en solitario a la capilla para dejar constancia de sus convicciones feministas y por la igualdad de género. El príncipe Carlos la acompañó durante los últimos metros del recorrido hasta llegar al altar. Markle también prefirió llegar a la iglesia junto a su madre, Doria Ragland, en el Rolls Royce. también dejó su impronta en los votos al omitir la palabra «obedeceré», un gesto que ya intentó tomar Diana de Gales, aunque se lo impidieron.